Dr. Ignacio Aguilar Álvarez

ignacio aguilarCuando una voz resuena, se oye su eco y el origen se confunde. Y aunque la voz por su verdad se impone, la fe de quien proviene la atestigua. Tengo una encomienda honrosa, pero comprometedora para expresar lo que siento y pienso sobre la personalidad de alguien con mi más alta estima, y aunque sé que no podría adularlo, porque cualquier cosa que se diga es poco, temo no ser justo y cabal. Para asumir mi responsabilidad, permítaseme rubricar mi presencia: se es hijo del devenir, del universo, y su imagen lleva. Somos la individualidad metida a hombre y la mansedumbre nos doblega.

Habemos hijos de la Universidad Nacional Autónoma de México, vientre fecundo y solícito de generaciones y más aún, de soluciones, nacionalidad y espíritu que en México cultiva la esperanza y el aliento.

En esta Casa de Estudios conocí por vez primera al maestro Ignacio Aguilar Álvarez, quien entonces asumía la responsabilidad de coordinar y maestro de Clínica de operatoria dental, materia que me impartió cuando tuve la fortuna de acercarme a él, con las más noble relación de la enseñanza.

Transcurría el año de 1956 y la juventud estudiosa de la Escuela Nacional de Odontología (ENO), como es natural, señalaba las cualidades distintivas dela planta de profesores y coloreadas con el buen humor, definían la imagen de cada uno de ellos. La del maestro Ignacio Aguilar Álvarez destacaba siempre amplia, virtuosa y fecunda.

Allá por 1920, cuando México salía de la conmoción revolucionaria, asomo a nuestra Universidad Nacional para hacer estudios profesionales, un joven de 18 años de edad, con bachillerato obtenido en el Colegio Francés de la ciudad de México , llamado Ignacio Aguilar Álvarez, hijo del señor José Aguilar y de la señora María Álvarez. Ostentaba certificado de estudios, cuyos señalamientos valorativos de de comportamiento estudiantil mostraban una conducción y aprovechamiento satisfactorios en alto grado, y una inclinación vehemente por el estudio y el éxito.

El joven Ignacio Aguilar Álvarez se inscribió para cursar las disciplinas de la carrera de Cirujano Dentista; a la vez que realizaba sus estudios y animado por sus excepcionales aptitudes liderales, tomó acción en el movimiento constructivo para el apoyo de las decisiones que la nueva gestión de facciones estudiantiles de la Universidad exigía. Fue electo entonces presidente de la Sociedad de Alumnos de la ENO, cargo que ocupó de 1922 a 1924.

Con el transcurrir del tiempo realizó sus estudios en forma brillante y presentó su examen profesional, obteniendo su título el día 7 de junio de 1924 con la tesis titulada: “Papel de la amiba en la etiología de la poliartritis alveolo-dentaria”. Una vez recibido paso a ejercer su profesión en León, Guanajuato, obedeciendo a la secuela común de los nuevos profesionales, que encontraron una ubicación propicia en la provincia, siempre urgida de profesionistas por aquellos años.

Sin embargo, el nuevo profesionista confronto su inconformidad. La hombría que en él asomó le hizo sentir la necesidad de la superación. Había sembrado en él la semilla, pero requirió la fertilidad abonada que hiciera al hombre de verdad y bien, con la obra real y del espíritu.

Su escuela invoca y se decidió regresar al DF dos años después de su ausencia, se entrevisto con su amigo el doctor José Luis Legarreta, quien impartía la cátedra de Anatomía dental, en la ENO, donde había realizado sus estudios, y quien pertenecía a la Academia Mixta de Profesores y Alumnos de dicha escuela, que en aquella época se componía de 10 alumnos y 10 maestros.

La inquietud del joven profesional y su gran inclinación por la actividad académica le fue evidenciada con la vehemente decisión que mostro ante el doctor Legarreta, quien lo aconsejó y lo relacionó con el doctor Leopoldo G. Delgado, quien era también miembro de la Academia Mixta de Profesores y Alumnos, siendo maestro de Clínica de operatoria dental en la ENO.

El doctor Delgado investigó los antecedentes del joven profesionista Ignacio Aguilar Álvarez, lo propuso a la Academia para ser designado Profesor Adjunto de Clínica de prótesis de oro, cargo que asumió el 16 de marzo de 1930 siendo director de la ENO el doctor Alfonso Priani, y rector de la Universidad el licenciado Ignacio García Téllez. En el año de 1929 la Universidad se vio envuelta en la huelga y movimiento político estudiantil que culmino con la Autonomía Universitaria, y que el entonces Presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, tan certeramente consagró la Ley Universitaria que rige la vida de nuestra Casa de Estudios hasta la fecha.

De manera que al maestro Ignacio Aguilar Álvarez, la nueva ruta de la docencia universitaria asumiendo su propia e independiente responsabilidad, tuvo que ser para él un acicate y un compromiso de desempeño inusitado, que lo empujó entusiasmado a la entrega por entero de la juventud de aquellos tiempos. A partir del 16 de marzo de 1930 el maestro Ignacio Aguilar Álvarez fue nombrado ayudante de Clínica de prótesis de oro. El 16 de febrero de 1931, ayudante de Clínica de operatoria dental de la ENO. Electo Consejero Técnico de la ENO durante los años de 1938 a 1940. Por acuerdo del H. Consejo Técnico fue nombrado maestro titular de cirugía oral, el 3 de marzo de 1939. Maestro titular del 2º curso de clínica de operatoria dental con fecha 1º de marzo de 1941. En el año de 1942 a 1944 fue designado y honrado director de la Escuela Nacional de Odontología de la UNAM. Miembro propietario del H. Consejo Universitario de la UNAM del año 1953 a 1957. En abril de 1969 fue nombrado coordinador general del Primer seminario en la enseñanza de Clínica de operatoria dental; con fecha 26 de septiembre de 1972, por acuerdo del H. Consejo Técnico de la ENO, fue designado jefe del Departamento de Operatoria Dental.

El maestro Ignacio Aguilar Álvarez, a más de mi maestro, se había convertido generosamente en mi amigo y colega, y aquella relevancia que exaltaba su imagen en mi vida de estudiante, cuando pude valorarla a la luz de las realidades de la profesión y de la contienda del diario construir, y ya muy cerca de él para pálpalo en cuanto era y pesa su espíritu y su obra, esa relevancia me hizo reconocer que hay un trasunto en él con el centro de gravedad de empeño y soluciones, propias de un verdadero hombre.

En esa trayectoria de intima y fluvial secuencia tuve su encuentro, quizá el acierto, pero en todo caso, el privilegio de acogerme a la esplendida y fértil siembra del insigne y connotado profesional.

Y así como mi persona, los miles de jóvenes que llegaron con sed a esta Casa de Estudios, no importa el rumbo, ni el espíritu, ávidos de la eficiencia y el orden que fructifica, encontraron también en el maestro, en el funcionario, en el académico y en el director, la hombría virtuosa, cabal y amplia, que ha germinado en generaciones de la Escuela Nacional de Odontología de nuestra Universidad.

Y como algo que del todo llega, la obra fecunda de ese hombre llega en feliz trascendencia más allá, a la fuente universitaria nacional y mundial, la vida se hace con los dones de especificidad; con ello es suficiente, pero rudimentario. La falta del espíritu que se ofrenda en lo difuso. Basta con estar vivo para vivir y quizá para se feliz, la sensibilidad lo prodiga; pero alcanzar la categoría, solo es dado a quien se afana yendo al encuentro de la verdad y el bien que en la voz universal nos llega.

Cuanto de espontaneo y cuanto de artificial acondiciona la mentalidad humana es algo trascendente, pero solo valuable con la obra que el bien exige, y el merecimiento es la obra misma. Por eso he escuchado responder a mi interrogante y en boca del maestro Ignacio Aguilar Álvarez, después de cruzar el arroyo y alcanzar la otra orilla: “Solo quedan en mí mis proyectos y mis obras”. Y cada formado lo es.

Pero todo comienza por casa, y la casa de maestro Ignacio Aguilar Álvarez era su escuela, su universidad, y el mundo como escuela universal.

Socio Activo de la Federación Latino-Americana; presentó la ponencia “Infección focal”, III Congreso Odontológica Latino-Americano, efectuado en Río de Janeiro, Brasil, 1932. En julio de 1936 estuvo en el Congreso de la Asociación Dental Americana que tuvo lugar en la ciudad de San Francisco, California, EUA, como delegado de México en representación de la Universidad Nacional Autónoma y el entonces Departamento de Salubridad Pública.

En febrero de 1939 asistió al IV Congreso Odontológico Latino-Americano que se efectuó en la ciudad de La Habana, Cuba, como delegado de México por la Universidad Nacional y la Secretaría de Educación Púbica. Presento la ponencia sobre “La importancia del diagnóstico en clínica de operatoria dental”. En la actualidad continúa asistiendo a diversos Seminarios, Simposiums, Congresos, tanto a nivel nacional como internacional.

El maestro Ignacio Aguilar Álvarez ha sido defensor y paladín de la garantía profesional, dentro y fuera de la Universidad, no sólo por cuanto a su propia actuación, sino también con la formación de instituciones, sistemáticas y profesionales, eficientes y justas. Ser eficiente y justo es alcanzar el bien con la verdad, es ostentar el signo vital y social de lo sagrado, y esos han sido los perfiles de la imagen y la obra del maestro Ignacio Aguilar Álvarez, en la Facultad de Odontología y fuera de ella.

El espíritu del maestro es crear instituciones y lo atestiguan como miembro fundador: e Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas, AC (CNCD), en 1967; la Asociación de Profesores y la Asociación Nacional de Egresados, ambas de la Escuela Nacional de Odontología de la UNAM, el 12 de julio de 1971; la Academia Mexicana de Odontología, AC (AMO) en el DF; la Academia Mexicana de Odontología Restauradora, AC (AMOR) en el DF en 1976, filial del CNCD, diversas academias nacionales e internacionales, filiales al Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas, AC (CNC) en el DF.

Noble, generoso e inteligente en grado sumo, tiene que ser el desempeño con éxito de una actividad tan preciada, como lo es la educación, que como tal, significa conducir y formar actitudes. Resulta fácil el elogio, al reconocimiento que la dignidad exige.

Sesenta años de labor académica, cultural, educativa, de administración y dirección intachable e ininterrumpida en la escuela, hoy Facultad de Odontología, realizada por el maestro Ignacio Aguilar Álvarez, son evidencia contundente de ser portador de una personalidad excepcional, distinguible y festejable que lo honra a él, y a nuestra máxima Casa de Estudios que lo formó.

Ha sido merecedor por su fructífera trayectoria en la docencia, académica, científica y dentro de nuestra querida Facultad de Odontología, con los siguientes méritos: diploma de la Sociedad Dental de San Salvador, El Salvador, 1943; diploma de socio honorario de la Asociación Dental de San Francisco, California, EUA, 1944; diploma y medalla, Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Odontología, UNAM, en reconocimiento a la labor desarrollada al frente de la dirección de la escuela , de 1942 a 1944; diploma y medalla otorgados por la Rectoría de la Universidad por sus 32 años en la docencia, 1965; diploma de Miembro Ad-Honorem por el Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas, AC, en el DF, por sus 42 años en la docencia, 1972; El H. Consejo Universitario, en su sesión del día 7 de mayo de 1974, lo designó maestro emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México; diploma de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Odontología, UNAM, 8 de junio de 1979; diploma y medalla por el 80 aniversario de la fundación de la Escuela Nacional de Odontología, UNAM, por su relevante entrega en bien de la superación académica de dicha Facultad, el 19 de abril de 1984; diploma y medalla por el septuagésimo quinto aniversario de la apertura de la Universidad Nacional de México, en su reconocimiento a su labor en beneficio de nuestra Institución, el 7 de marzo de 1985; diploma y medalla de la Academia Mexicana de Odontología Restauradora, AC (AMOR), filial al Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas, AC, en el DF, en reconocimiento a su labor académica y científica, el 7 de julio de 1985; medalla al mérito académico por las Asociaciones Autónomas del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AAPAUNAM) en licenciatura, área de la salud el 9 de mayo de 1990; medalla como maestro distinguido de la Facultad de Odontología, UNAM, el 16 de noviembre de 1990.

En nuestra Facultad de Odontología, La biblioteca, Clínica de operatoria dental, cursos, seminarios, simposios y encuentros de actualización llevan, han llevado y seguirán llevando el nombre del insigne y connotado maestro, por su gran obra y por la superación de la odontología mexicana.

Entre sus obras: Cambios de volumen de las amalgamas de plata en las preparaciones de cavidades en el órgano dentario II Clases (en 1945); Obturaciones de cemento de silicato en el órgano dentario en la región anterior (1947); Orificación en el órgano dentario en la preparación de cavidades en I, III, y V Clases (1950); Estudio comparativo de las incrustaciones de oro y las obturaciones de amalgama de plata (1953); Corrientes galvánicas en la boca por uso de metales de diferente potencial (1955); Contraindicaciones de las obturaciones de resinas sintéticas como material de obturación(1965).

En nuestra querida Escuela, hoy Facultad de Odontología, laboramos todos los que se formaron dentro y fuera de ella, cosechando la experiencia y produciendo la salud y el bienestar. Pero el hombre tiene estatura y bandera, y justo es que, contemplando, se le ciña el lauro de su verdad.

Hace 60 años, un joven señalado asomó a la casa de la odontología a beber el agua de la fuente universitaria. Y en ella se quedó para entregar toda su vida. Ese joven, hoy emérito, es el maestro Ignacio Aguilar Álvarez, con el mejor titulo: el de hombre, que en él encuentra una connotación amplísima y excepcional.

¡Honor a quien honor merece, y que su verdad sea su gloria!

Alejandro Emilio Paladino Cabrera

Nuestros maestros, Volumen 1
México, D.F.: UNAM, Dirección General de Asuntos del Personal Académico, 1992-